
Ayer me emocioné de verdad. Vi el partido por internet, pixelado (aunque ya acostumbrado a los pixels); yo quería estar también en el Molinón. Y allí le vi, con un jersey rosa, levantándose en el palco para saludar a los que le gritaban/bamos "Ahora, Quini, ahora". Y le vi secarse las lágrimas con un pañuelo blanco... Lo que sentí en ese momento no lo sé explicar, pero ahí me acordé de todo esto: del Quini luchador de mis tiempos mozos, de su secuestro; de sus grandes éxitos, de su gran corazón, de lo mal que lo ha pasado recientemente, y de su hermano. Y me acordé que él me hizo ser del Sporting; que ese tío que se levantaba a saludarme ayer en el palco, me embrujó. Y ayer le vi feliz; y seguro que fue el más feliz de todo el Molinón. No hay mayor homenaje que el que sale improvisado por tu gente. Sí; ayer se vivió en el Molinón mucho más que un ascenso. Gracias "luchador"; sólo por lo de ayer ha valido la pena esperar estos 10 años...
Como dijo Preciado nada más acabar el encuentro: "No ha podido ser mejor: lograr el ascenso en casa, en el Molinón y con el Brujo en el campo". Amén.
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