¿Cómo puede una estrella "best seller" del cine, protagonista de comedietas tontas y éxitos de temporada, dirigir como dirige?. No lo sé, la verdad. Pero reconozco que Ben Affleck me ha sorprendido. Ha corroborado lo que apuntaba con "The town". Y quizá debería plantearse lo de colgar las máscaras y dedicarse exclusivamente a la dirección. Porque "Argo", lo digo así y no se me caen los anillos por ello, es una puta maravilla de thriller político. Con una historia que no se desgasta en ningún instante y que te deja en tensión hasta el final, es una herencia indiscutible de ese cine de los 70 con Alan J. Pakula y Sydney Pollack a la cabeza. Ahí es nada.
Porque sí. Y no porque esté magníficamente ambientada en la década de los 70 sino porque efectivamente parece una película de esa década del oro del thriller político. Década, no lo olvidemos, de "Todos los hombres del presidente", "La conversación", "El síndrome de China", "Los tres días del cóndor", etc, etc.. Sí, "Argo" bien podría estar en esa lista sin ningún problema.
Fantásticamente dirigida, Ben Affleck narra la famosa "Crisis de los rehenes de Irán" de 1979 dejando a un lado ese toque seudo-documental que ha definido al thriller político actual para hacer que predomine, gracias a dios, el suspense en el sentido más clasico de la palabra en lugar de una acción demasiado dialogada. En este sentido, se podría decir que Ben Aflleck dirige como el peor Hitchcock (léase, "Cortina rasgada" o "Topaz") porque es precisamente ese toque de suspense y esos diálogos dinámicos y nada enrevesados, lo que hace que, aún sabiendo el final del cuento, sufras por lo que te está contando. Que las imágenes hablen por si mismas sin necesidad de que los diálogos deban contártelo todo. Y eso es un buen thriller.
Lo mejor: Alan Arkin como el productor de la falsa película "Argo". El guión, por supuesto. La ambientación, por descontado. La dirección de Ben Affleck, impecable. Bryan Cranston, siempre convincente como secundario haga lo que haga. Y varias escenas (destacando por ejemplo, el asalto a la embajada, o la lectura del guión de la falsa película con escenas de lo que ocurre en Iran en ese momento). Y los títulos de crédito finales comparando personaje o escena con cómo fue en la realidad. Bueno, y el suspense en el aeropuerto, claro.
Lo peor: quizá, por decir algo, esa manía de Ben Affleck de ser el protagonista de sus películas. Otro actor le hubiese dado mucha más consistencia a su personaje.
Resumiendo, una agradable sorpresa que alguien dirija un thriller como se ha de contar y no con demasiados fuegos artificiales/artificiosos. Estamos ante un fututo clásico.