
Cinco o seis mesas mal dispuetas con mantel de papel. Una barra de bar dejando entrever la cocina, donde un señor (sería el padre) estaba cocinando algo. Al final de la barra dos mujeres: una vieja (la madre, supongo) fumando y tomando una cerveza y otra más joven (la hija, intuyo) hablando con el cocinero y con otras personas que se encontraban en una mesa cercana. Hablaban en rumano, claro. No se les entendía nada. En la televisión encendida, echaban un "Noche de fiesta" rumano o algo parecido. Y la decoración del bar dejaba imaginar lo que antes fue un restarante chino.
Una vez ya nos habíamos sentado en una mesa cercana a la puerta, se acercó la madre para saber que queríamos cenar y, con un gesto hacia su hija, le obligó a servirnos los cubiertos y tomarnos nota. La madre no dejaba de mirarnos y sonreirnos y la hija nos hablaba en un español-rumano que nos fue difícil hacernos entender. Tenía curvas y estaba de buen ver, con esa cara de promiscua ingenuidad que haría las delicias de Vladimir Nabokov. Mi rumano es nulo (Belodedici, Popescu... poco más) pero menos mal que diciendo "cerveza, birra, beer" te entienden en cualquier pais. Nos trajeron unas "Ursus" (cerveza rumana por excelencia) pero de bote... de bote de esos de medio litro que "usan los yonkis", como dice un colega mio.
La comida ya fue otro cantar. Los otros "enanos" fueron sobre seguro. Yo me elegí de la carta algo en rumano que no sabía qué coño era. A veces, me gusta improvisar y en situaciones como esta suelo elegir cosas de la carta sin saber qué coño es, esperando la sorpresa. Y sorpresa fue, qué duda cabe. Parecía comida de perro pero muy bien presentada, eso si. Una mezcla de coles y pechuga o vete tú a a saber qué coño era eso... Me tuve que pedir otra "ursus" para darle sabor a mi gaznate...
No llegamos a las copas pues llegábamos tarde al concierto, que si no...
Y ayer me acordé de ese día escuchando a los Gogol Bordello. Un grupo de "gypsy punk" de New York, que no renuncian a sus raices de la Europa del este y que me recuerda a toda esa cultura de gitaneo y fiesta sacada de una película de Kusturica. Suenan muy pero que muy bien, como si juntases a los Clash con Goran Bregovic. Curiosa mezcla...
Y es que esta canción ("Start wearing purple") te incita a pedirte más de una "ursus", que no?. :-DDDDDDDDDD